Proyecto Andalucía Profundiza 2014
Cuéntame un cuento de estrellas
En este curso de Andalucía Profundiza hemos estudiado la historia de la Astronomía, su origen, los hechos, personajes, etc.
Nos hemos separado en diferentes grupos, entre dos y tres alumnos/as, para estudiar la astronomía de las diferentes civilizaciones a lo largo de la historia. Todo nuestro trabajo lo podéis ver en la siguiente presentación:
Además hemos intentado reflejar la evolución en la forma de mirar el Universo en una línea temporal que hemos situado en un pasillo de nuestro centro.
A los alumnos de 2º de E.S.O. que participamos en este proyecto, nuestra profesora nos ha contado como surgió la historia de las constelaciones y la leyenda de Perseo y basándonos en esto hemos escrito diferentes cuentos. Son los siguientes; esperamos que os gusten:
LA LEYENDA
DE MARTA
Érase una
vez en Asturias un rey llamado Pedro y su familia: su hija Marta y su nieto
Daniel.
Al rey un
día almorzando en un restaurante, le dieron de postre una galletita de la
suerte, la cual cogió y abrió para comérsela. En esta decía que alguien
de su familia lo mataría. Él al leerlo se quedó sorprendido, porque no esperaba
nada de esto en su familia. Al llegar a palacio, por la noche, estando todos
dormidos, metió a su hija Marta y a su nieto Daniel en una caja fuerte, la cual
cerró con llaves para que nadie pudiese abrirla ni saber qué había dentro.
A los dos
días llegaron a las orillas de las islas Británicas, donde un prudente hombre llamado
James, los escuchó gritar, y no dudó un segundo en abrirla como pudiese. Al
abrirla, se encontró a una bellísima mujer y a su hijo, les preguntó como se
llamaban y respondieron que Marta y Daniel.
James les
cogió tanto cariño que los consideraba como su hija y su nieto.
Al pasar los
meses, Marta comenzó a trabajar en el campo con Matt, el primo de James. Al
cabo de varios años, Marta terminó enamorándose de este, quien estaba enamorado de ella desde hace bastante tiempo. Matt le preguntó a James cómo podía
conquistarla, James muy celoso y enfadado, ya que este no quería que Matt se
acercase a Marta, le dijo que le comprase un diamante, cosa que Marta no podía
ni ver, debido a que le recordaba a cosas del palacio de su padre. Matt al ver
que por su situación económica no podía permitiese un diamante, decidió huir
hasta España, para encontrar un trabajo, ya que él tenía que conquistar a
Marta como fuese.
Al llegar a
España, estuvo durante varias semanas sin encontrar trabajo, hasta que un día
llegó una carta a su piso diciéndole que si quería trabajar en el palacio del
rey Pedro. Él aceptó la petición sin pensárselo dos veces, pero también sin
saber que este era el padre de su amada Marta.
Durante
varios meses, viendo que Matt no aparecía, Marta entró en depresión, porque
James le dijo que Matt había huido para no verla más y casarse con otra chica,
cosa que era mentira, todo fue un invento de James porque no quería que Marta
y Matt se casasen.
En un par de
años trabajando Matt en el palacio del rey Pedro, se dio cuenta de que su
amada Marta era su hija.
Entonces él
mandó una carta a la casa de Marta inventándose que su padre Pedro estaba muy
enfermo, para que ella fuese a palacio.
Marta lo
habló con su hijo, que no estaba muy de acuerdo, debido a lo que su abuelo
les había hecho. Pero pese a todo, era su abuelo, y su vida le importaba
bastante. Sacaron los billetes de avión, y volaron los dos, junto con James
hasta Asturias. Al llegar allí, pidieron un taxi, y llegaron a palacio. Matt
los recibió en la puerta, y allí le dijo que era mentira que su padre estaba
enfermo, y le explicó toda la verdad. Marta, al oírlo todo se derrumbó
llorando, y Daniel, viendo lo mal que estaba su madre, reaccionó matando a James
con una puñalada.
Cuando Marta
reaccionó, se dio cuenta de que James solo la quería para él, por eso se
inventó toda la mentira de Matt.
Esta le
pidió perdón a Matt por si lo había herido de alguna manera, y Matt le dijo que
no le tenía que pedir perdón, que él lo hizo todo por amor hacia ella. Marta al
escuchar las palabras que este le dijo, no dudó un segundo en abrazarle y
decirle que era la persona con la que quería compartir el resto de su vida.
Pedro, al ver
a su hija allí, se emocionó y le pidió perdón por todo lo sucedido.
A la semana,
le dijo que le tenía preparada una sorpresa, ella tenía que llevar los ojos
cerrados hasta el lugar que su hijo le indicase, sería el patio.
Al llegar
allí, le destapó los ojos, y vio a Matt vestido con traje de chaqueta, la
sorpresa fue que su querido padre Pedro, para disculparse por todo lo sucedido,
le había organizado una boda con Matt. Todo salió muy bien. Marta, Daniel y
Matt se fueron a vivir felices a Andalucía, el lugar favorito de Marta,
específicamente Sevilla.
FIN
Trabajo realizado por:
Lourdes
Morilla
Rosario
Ruda
CAPÍTULO
I- EL GRAN DESCUBRIMIENTO
En
aquellos días, estaba yo agotado, tirado en la cama, ordenando mi cabeza, en
vez de ordenar mi cuarto. Mi madre estaba en el salón, con su amigo Joseph, al
que yo instintivamente odiaba, tal vez sea porque no conocí a mi padre y mi
alma solo anhela ver a él, a mi padre, no a imitaciones.
Al
pensar en él me invadió el deseo de saber sobre él, sobre mi pasado, el deseo
de saber la verdad sobre mi existencia. Me levanté rápidamente y busqué en
armarios, baúles... cualquier cosa que pudiera decirme algo nuevo. Al abrir un
cajón de un escritorio, me sorprendió ver un sobre de un remitente con el mismo
apellido que mi madre, Brown. Procedo a leer la carta que encontré:
Querida hija Danae:
Hace tiempo que te eché de casa, espero que me hayas
perdonado, te escribo porque ya va siendo hora de decirle la verdad a tu hijo y
hacerle saber el plan que ha designado Zeus en él.
Sé que es duro, pero Zeus me lo recuerda
constantemente en sueños y no me deja dormir. Ya ha llegado la hora. Él os
guiará.
Ánimo a todos,
Peter
Brown
Podéis imaginar mi desconcierto ante todo esto...
¿Zeus? ¿Quién es ese? ¿No es ese nombre el que difícilmente estudiamos en la
civilización griega? ¿Qué tiene que ver en esto?
Fui corriendo al salón a que mi madre me desenredara
este lío;
-¿Qué significa esto? -pregunté nervioso.
-Esto... Es una larga historia...- respondió ella sin
ganas.- Verás... Tú, Abraham, eres hijo de Zeus, Él es tu padre. Cuando te di a
luz, mi padre me echó de casa, porque tenía miedo de ti, de lo que pudiere un
semidiós hacer. Zeus no tuvo un hijo por gusto, Él tiene una misión para ti, te
ha escogido para que enseñes a esta sociedad, a la que la existencia de un ser
superior le parece un cuento de locos, para que tú enseñes que ellos no son los
dueños de la inmensidad del universo, que su mente no está hecha para
comprender la eternidad, que Zeus existe y es amo del universo, y tiene el
poder y la gloria aunque esta sociedad no se lo reconozca. Pues tú debes
demostrarlo.
CAPÍTULO II- LA MISIÓN
-¿Y cómo he yo de demostrarlo, madre?
-Pues has de derrotar la misión que está ejecutando el
Gobierno. Vamos a ver, como te explico yo esto... El Gobierno tiene el interés
de que la gente no crea en dioses, porque así no tienen tiempo para pensar
junto a su Dios, ni educan la conciencia y así los tienen a todos a su
disposición y nunca negarán nada de ellos ni pensarán ni profundizarán.
Entonces, esta misión que tiene el Gobierno, para acelerarla, emitirá un tipo
de ondas, que oscurecen nuestra mente, para que esta no pueda profundizar
demasiado. Tú debes destruir esa antena que ya se está preparando, dentro de
siete días.
- Y ¿cómo iré hasta allí?
-Tranquilo, Abraham, que Zeus proveerá. Lo más posible
es que te recoja su pariente, Hermes que se esconde tras el oficio de
transportista.
Joseph sonrió ante esto y se le iluminaron los ojos
con ideas maléficas, tal vez porque esperaba mi muerte y mi fracaso ante esta
misión y él sería feliz.
Esa noche intenté comunicarme con mi padre, al que
acababa de descubrir. Sentí la alegría de que Él estaba conmigo y me dio las
fuerzas de voluntad necesarias para lo desconocido que pudiere haber en esta
misión.
A la mañana siguiente, desperté por el estridente
sonido del claxon de un camión.
CAPÍTULO III- EL VIAJE
-¡RÁPIDO ABRAHAM, QUE NOS VAMOS!
Me vestí corriendo y me despedí de mi madre para
atender a la misión a la que Hermes me exhortaba.
Cuando entré al camión vi a Hermes, un camionero
normal, pero con un débil halo de luminosidad místicamente adaptado a su
contorno.
Viajé con Él durante muchos días, en los cuales me fue
advirtiendo de lo que me iba a encontrar allí.
- Vas hacia la base secreta de Gobierno, donde aparte
de cacharros alienígenas inútiles que conservan con polvo, encontrarás la
pantalla conectada a la antena que emite las radiaciones. Estas radiaciones son
producidas solo el día en el que se van a lanzar, pues después no se podrán
construir nunca, ya que se crean a partir de la alineación de tres galaxias que
transmiten estos rayos únicos que entran en el cerebro.
Después, estas
ondas son tratadas en una máquina para que entren en la mente con la idea de
añadir la ideología de que tenéis el poder del mundo. Y se emiten a todas
direcciones.
- Entiendo.
- Pero tú no has de mirar la pantalla, porque te
convertirás en piedra y serás vendido en el mercado alienígena como gnomo de
jardín alieníginas.
- ¿Entonces cómo desactivo las ondas?
- Pues allí hay una ventana donde se refleja la
pantalla, simplemente mueve el ratón, pero mirando la dirección en la ventana.
- Bien, bien... ¿Pero por qué no hacéis esto vosotros
ya que parece fácil?
-¿Pero tú que quieres, que te dé la vida hecha? A ver,
nosotros te dimos la vida como conjunto de experiencias, tú tienes que
aprovechar las experiencias que te ofrecemos y darnos gracias por vivirlas,
porque es tu vida que te ha designado Zeus.
-Vale, pues gracias.
CAPÍTULO IV- EN LA MISIÓN
Llegué a la base secreta y Hermes me regaló una hora
de invisibilidad total.
Tenía una hora para entrar, desactivar para siempre
las radiaciones y salir sin que ningún militar se percatara de ello.
Pues entrando allí, vi muchas cosas desconocidas, teletransportadores
enanos... cogí uno de estos por si acaso.
Y allí en medio de toda esa maquinaria estaba la
pantalla (que no pude mirar) y la antena.
Fijé durante todo el tiempo mi vista en aquella
ventana de la que me había hablado Hermes y dirigiendo el ratón pulsé
“Cancelar”. Ya está, qué fácil, ¿no?
Eso pensaba yo, que era todo muy fácil, pero esto no es
un cuento de hadas. El cuarto de hora restante que me quedaba para que se me acabara
invisibilidad, aproveché y eché un vistazo a la maquinaria que andaba por allí,
me encontré cosas rarísimas, por ejemplo una cosa cuadrada, pequeña que entraba
en la mano, la cual tenía una pequeña pantalla que no tenía ni si quiera un botón,
lo toque suavemente y sonó un silbido, se encendió esa pantalla y en la parte superior
aparecía una cosa minúscula y verde, pero no me dio tiempo.
Después de que sonase el silbido vino Hermes.
-Rápido, Abraham, que hay tres guardias acercándose.
Lo tuve que dejar todo y salir corriendo hacia casa,
nos persiguieron alrededor de dos horas sin parar, hasta que le hicimos un
driblin y nos perdieron de vista.
Cuando llegue a casa, Hermes me dio la enhorabuena por
haber conseguido la misión. Después utilicé el transportador para mandar a
Joseph a Hades, pero mi nivel de principiante era demasiado pésimo y mandé sin querer
al abuelo también al infierno.
Mandando al abuelo a Hades se cumplía la profecía de
que el abuelo moriría por no aceptar al hijo de Zeus.
Después de todo, el aparetejo que sonó lo cogí sin que
nadie se hubiese dado cuenta.
La cosa verde que sonó le puse el nombre de Whatsapp.
No tendrá futuro.
CAPÍTULO-VI LA
HISTORIA DE ANDRÓMEDA
Juana era una joven que de pequeña se juntaba con malas
influencias y la tuvieron que meter en un internado.
Y como esas influencias la dejaron mal de la cabeza la
tuvieron que llevar a un psiquiátrico, atada a una cama.
Ya harta de estar allí pidió perdón a Zeus, ya
arrepentida, ya perdonada, Zeus le dijo que tendría que escapar de aquel psiquiátrico,
pero sin hacer daño a nadie, y así lo hizo. Y Abraham después de mandar unos
Whatsapps, esperaba a Juana para terminar con un final feliz.
~THE END~
REALIZADO POR:
Sergio Cecilia Pérez
Juan Collado Pérez
Érase
una vez un pequeño niño llamado Abdul que vivía en África, el cuál desde
pequeño era muy fuerte porque había superado muchas adversidades. Cuando
todavía estaba en la cuna sufrió la enfermedad de la malaria, algo muy típico
en su país, que le dejó al borde de la muerte, pero este se aferró a la vida
superando la enfermedad y haciéndole más fuerte ante nuevas dificultades. Uno
de los motivos por los que Abdul adquiría cada vez más fuerza era por los
misioneros que le ayudaban en su formación educativa y laboral.
Un
día, uno de estos misioneros, Fernando, se enfadó con él por su mala y
despreocupada actitud, lo que provocó un enfrentamiento entre ambos que supuso
la muerte de Fernando. Abdul se arrepintió mucho de sus actos pero esto no logró
que nada cambiase. Esto hizo que su familia y sus amigos se sintieran
decepcionados con él, lo repudiaran y lo echaran del pueblo. Fuera de su pueblo
tuvo que enfrentarse a muchas dificultades entre las que se encontraban: la
huida a España, la evasión frente a la policía y el timo de la mafia.
Tras
la expulsión de Abdul de su pueblo, este decidió marcharse a un país europeo
donde poder labrarse un mejor futuro. Para ello, decidió trasladarse a España a
pesar de las dificultades que esto supondría, como atravesar la frontera,
encontrar un medio para ir a la Península y evitar que por su ilegalidad lo
reportaran del país.
Una
vez en la frontera entre Marruecos y Melilla, llegó el momento de atravesarla
junto con un grupo de africanos que también deseaban entrar en el estado
español. Para ello debían pasar la valla de Melilla, una valla con muchas
dificultades y que podría suponer su encarcelamiento o su deportación a su
pueblo de origen.
Llegada
la noche, Abdul junto con el grupo de africanos se acercaron a la valla con
sigilo para que los policías no lo capturaran. Una vez que habían saltado todos
sus compañeros le tocó pasar a él pero fue entonces cuando la policía marroquí
los interceptó. Sus compañeros africanos lo abandonaron detrás de la valla y
escaparon sin pensar en lo que supondría haber dejado atrás a Abdul. Un agente
de policía se acercó a él dispuesto a arrestarlo sin tener en cuenta las consecuencias
que esto tendría para Abdul. Éste intentó escapar pero comenzó un forcejeo
entre ambos en el cual, Abdul consiguió hacerse con gran habilidad con el arma
que el policía llevaba consigo y dispararla para así lograr escapar. Una vez
muerto el policía, Abdul consiguió saltar la valla sin que ninguno de los
policías lograra atraparlo aunque la muerte de uno de los agentes hizo que
fuese buscado dentro de la península y por lo tanto que tuviese más
dificultades.
Otro
problema que tuvo Abdul al llegar a la península es que le fue muy difícil que
lo aceptasen y encontrar un sitio donde quedarse. Mientras tanto, tuvo que subsistir a base de dos comidas
diarias que se servían en el centro de acogida de inmigrantes. No le fue nada
fácil al ver que debido a su nacionalidad, era rechazado para todos los puestos
de trabajo. Él estaba seguro de que lo devolverían a su país, por eso una
noche, cuando todos dormían, decidió escaparse para así asegurarse de que no
fuera devuelto a África.
Durante
todo este periodo, tuvo que esconderse de la policía, ya que por aquel
entonces, su escapada había sido
alertada a las autoridades y sabía de antemano, que si llegara a ser descubierto, tendría
que regresar a su pueblo, del que había huido por las razones antes mencionadas.
Se le
consideraba un delincuente, y por eso la
policía española decidió buscarle sin temor alguno y encarcelarlo.
Apenas
consiguió sobrevivir día tras día, teniendo que alimentarse de sobras que
encontraba en los contenedores de basura y durmiendo allí donde le era posible
sin que llamase mucho la atención
Uno
de estos días, se topó con un tipo de aire siniestro y que hizo que un
escalofrío le recorriese por toda la espalda. Aquel tipo, Alejandro, pareció interesarse por él y le ofreció
un puesto de trabajo sobre el transporte de mercancías identificadas. Abdul, al
no tener otra esperanza, además de contarle todo lo acaecido anteriormente,
aceptó sin duda, ya que sabía que no duraría mucho más tiempo escapando de la
policía y alimentándose de restos basura.
Al
día siguiente, comenzó su trabajo como repartidor. Le comunicaron que intentase ser lo más cuidadoso posible
porque si la policía le pillaba, lo mataría, pero lo que no sabía era que sin
darse cuenta, se estaba viendo involucrado en un asunto de traspaso de droga,
operación de la que aquel tipo con aire siniestro era el cabecilla.
Su
trabajo era por la noche, ya que era más difícil que lo capturasen al haber
menos tráfico y pudiendo tener una mejor conducción. Abdul, al
descubrir que se había introducido de lleno en aquel turbio negocio, no podía
hacer otra cosa más que acatar las órdenes que le serían dichas, ya que pensaba
que cualquier intento de dejar la operación podría costarle muy caro.
Un
día, por un estrecho camino, vio como la policía paraba a cada camión que
pasaba. Estaba nervioso y decidió dar la vuelta. La policía al ver que estaba tratando de evitar el encontrarse
con ellos, comenzó a perseguirle para tratar de averiguar qué era lo que estaba
sucediendo.
Abdul
estaba nervioso viendo como su compañero que estaba al volante se adentró en la
autopista, pero en dirección contraria. Él llamo al tipo que le contrató preguntándole qué hacía, y
este le ordenó que abortase la misión y
escaparan.
El chico insistió varias veces en que quería bajarse de
aquel tráiler cargado de sustancias ilegales, sabiendo que en caso de ser
arrestado, le costaría su deportación de vuelta África.
Su
compañero no paraba de repetirle una y otra vez que era demasiado tarde, pero
Abdul ya estaba demasiado asustado como para escuchar lo que le decía. Mientras tanto, el conductor del camión
consiguió zafarse del policía que hasta entonces les perseguía, pero de
repente, aparecieron otros dos coches más de la nada, los cuales, al encender
la sirena, captaron la atención de la gente haciendo así que su persecución
fuese algo más sencilla al ver como los otros conductores dejaban paso a la
autoridad. En un abrir y
cerrar de ojos, un enjambre de coches se aglomeró detrás del camión en una
persecución a alta velocidad.
Mientras
se producía la persecución, Abdul notó como de la nada apareció un vehículo de gran
tamaño que cada vez consiguió acercarse más y más a él. El joven frunció el
ceño ante aquella extraña situación, hasta que cuando aquel vehículo consiguió
alcanzarles y pudo ver en su interior a aquel tipo que días antes lo habían
contratado como repartidor. El tipo insistió a Abdul que saltase desde el
camión a su automóvil. Abdul, asustado, miró hacia la parte trasera del camión
y contempló el gran número de vehículos policiales que le iban persiguiendo,
así que no tenía otra opción de seguir las instrucciones de aquel hombre.
Consiguió a duras penas subirse al otro vehículo, entonces de repente, el
hombre paró el automóvil y contempló como en el camión donde estaba el
compañero continuaba su trayectoria a gran velocidad y cuando el compañero
saltó del camión, dio un giro brusco volcando así el vehículo y colisionando
con los demás automóviles policiales que le perseguían.
Tras
esa noche tan agitada, Abdul consiguió escapar y llegar hasta la oficina del
jefe. Este, le dio la enhorabuena por haber conseguido escapar y por no haberle
delatado, además de concederle otra misión un poco más complicada y si la
cumplía debidamente obtendría una gran recompensa.
Abdul
ante esta ofrenda, se impresionó y rápidamente acepto la petición. Tras esto,
Alejandro le contó la misión: debía de recoger una serie de sustancias ilegales
procedentes de Francia, por tanto debía de reunirse en este lugar con un grupo
de traficantes relacionados con su jefe.
Aunque
la misión, en un principio, solo tuviese un problema, pasar la frontera
Francia-España sin que descubriesen las sustancias ilegales, Abdul se sometía a
otro aun más importante, debía pasar la frontera España-Francia sin la
documentación obligatoria.
En
la madrugada del día siguiente, el protagonista consiguió superar su primera
misión, por lo que solo le quedaba reunirse con los compañeros de Alejandro.
Una
vez reunido con los franceses, comenzaron a cargar las sustancias ilegales en
pequeños envases de café para ocultarlo. Cuando acabó con el cargamento, Abdul
se preparaba para dirigir el camión rumbo a España, pero uno de los
traficantes, Elliot, le iba a robar el vehículo para quedarse con la recompensa
que Alejandro le iba a dar a Abdul.
En
el instante en el que Elliot se estaba montando en el camión, Abdul se dio
cuenta de lo que le iba a hacer, por lo que comenzó a correr hasta conseguir
parar a Elliot y así poder detenerlo y escapar de aquel ladrón-traficante
francés.
Era
de noche cuando Abdul se dirigía hacia su destino, no paraba de pensar en la
recompensa que se llevaría al entregarle el pedido que le hizo su jefe, no
paraba de pensar en qué sería, ¿volvería a ver a su familia?, ¿será esa la
sorpresa? Sólo quedaban horas para descifrar esa duda que le saturaba la mente.
Las
cinco de la madrugada y solo que quedaba una calle que cruzar para ver a
Alejandro en la puerta, pero en ese mismo momento se dio cuenta de que todo lo
que había estado haciendo no estaba bien, estaba incumpliendo otra vez la ley, y
ya tenía bastante estando en un país de manera ilegal. No podía hacerlo otra
vez.
Justo
cuando llegó, allí estaba su jefe, y… ¿qué tendría ese sobre que lleva en la
mano? Abdul bajó del camión y le entregó
las llaves mientras que Alejandro le daba el sobre. Unos segundos más tarde,
mientras Alejandro estaba abriendo la parte trasera del camión, Abdul se
dedicaba a abrir el sobre, le había timado, no había nada en ese sobre.
Abdul,
lleno de rabia por no haber conseguido nada a cambio de todo lo que había hecho,
solo quería descargar su rabia contra la cara de Alejandro, jamás se le había
pasado esa idea por la mente desde que por su culpa había muerto Fernando,
nunca, pero en ese momento era lo que necesitaba, pero cuando levanto la
cabeza, el camión ya no estaba. Alejandro se había ido y el no se había dado
cuenta porque estaba pensando en todo lo que le había hecho.
En ese mismo momento, un coche de la policía pasaba por
delante suya, asique sin pensar en las consecuencias, paró el coche y Abdul le
contó al agente todo lo que le había pasado, pero eso no era todo, uno de los
agentes que viajaba en ese vehículo reconoció a Abdul, pues era uno de los
policías que había participado en la persecución atrás.
Finalmente, Alejandro acabó arrestado durante 15 años, pero
Abdul tuvo que regresar a su país por haber entrado de forma ilegal en España.
El protagonista se fue con un sabor agridulce del país, le gustó esa aventura
por el simple hecho de haber viajado a otros países y haber aprendido cosas
mientras trabajaba como traficante, pero no paraba de pensar en que en vez de
delatar a una persona, delató a dos, a Alejandro y a él mismo. Pero todo no
acaba ahí, ahora tenía que volver a su pueblo, donde todo el mundo le conoce
como “el asesino” o “el traficante”, tendría que volver a conseguir la
confianza de su pueblo y superar todo lo ocurrido.
FIN
Carmen Belén Gómez Gallardo
Susana Giráldez López
Victoria Moya Bellido
Victoria Gracia Gómez
Luis de Sola Rodríguez
Eduardo Vázquez Vázquez
LA HISTORIA DE PAOLO
A Paolo, hijo de Zambrano y Daniela, en una feria de su ciudad, le predijeron un futuro oscuro. Para evitar que se hiciese realidad, Alejandro tomó a su hija y a su nieto en una casa moderna sin llaves. Unos ladrones atracron esa casa y se apoderaron de los chiquillos.
Habían pasado 20 años y el niño se convirtió en un valiente, al que su madre llamaba Paolo. Todo ese tiempo, Daniela hebía estado tonteando con Pablo, que en más de una ocasión le había pedido una relación seria, pero ella debía encargarse de su hijo.
Finalmente Pablo le dio una misión a Paolo con la ilusión de hacerlo desaparecer. Él pensaba que si Paolo no existiera podría tomar la mano de Daniela.
Entonces Pablo le encargó a Paolo que fuese a matar a un narcotraficante que estaba en la ciudad. Este, asustado, llamó a su grupo de amigos, que siempre estaban apoyándole y cada uno le cedió una cosa:
Laura le cedió su spray antivioladores del cuál no hacía mucho uso. Tifani le cedió la pistola de su padre, un arma que hacía temblar a con tan solo mirarla. Por otra parte, Dani le cedió su moto, para que huyese al matar a ese señor al que todo el mundo temía y le compraba droga.
Con todo esto Paolo empezó su camino hasta los barrios problemáticos del narcotraficante Díaz. De camino hacia el barrio "La Hierba".
Cuando llegó, sintió un temblor recorriéndole todo el cuerpo al ver a Díaz en mitad de la calle esperándole. Era un hombre alto, musculoso, con pinta de mala persona, con ropa de cuero y una moto enorme a su lado. Se le acercó a Paolo con estas palabras:
- Sé por qué has venido. Han llegado a mis oídos tus intenciones, ¿de veras crees que podrás matarme?
Y comenzó a reír. En este momento Paolo se acercó con la moto y le roció el spray antivioladores por los ojos. Así, mientras Díaz estaba llorando a mares por el dolor causado por el spray, Paolo aprovechó para dispararle y que dejase de causar más daño a la ciudad, tanto que por su culpa, miles de personas se esclavizaban a
la drogadicción y algunas no podían permitirse el lujo de consumirlas constantemente, y al no poder pagárselas, el narcotraficante cobraba su deuda matándoles.
Agarró la pistola, sintiéndose fatal y genial simultáneamente, y dio un disparo seco en la cabeza de Díaz, acabando con él para siempre.
Paolo cogió a Díaz y lo metió en una gran bolsa que había traído. Lo puso en la moto, guardando las decenas de pistolas que este llevaba en su bolsillo. También cogió la moto de Díaz y la sujetó a la de su amigo para poder quedársela.
En este mismo momento partió rumbo a su barrio. En el camino se le cruzó una joven muchacha envuelta en un saco igual al del narcotrafiacante. Este al destapar a la muchacha y ver la cantidad de heridas que esta tenía, decidió cambiar a la muchacha por el cuerpo del narcotraficante, cortándole la cabeza a este antes de marcharse.
Paolo, enamorado de la muchacha, continuó el camino a su barrio.
Al llegar, fue ver a Pablo, el cuál se encontrba en el bar tipico emborrachándose, solo había cambiado un a cosa: se estaba casando con su madre, la cuál se encontraba llorando ante el altar, pensando que Paolo había muerto, ya que Pablo así lo dijo.
Al ver esto, Paolo cogió la cabeza de Díaz y se la lanzó a la cara quedando estupefactoPablo, el cuál no sabía que iba a sucedera continuación. Paolo, sin dudarlo, cogió una de las pistolas de Díaz, y ante la confusión, lanzó la última bala que esta poseía contra el corazón de Pablo, cayendo en el suelo en el acto.
A continuación, Paolo, volvió a casa de su abuelo con su madre y su nueva novia, Laregna, la chica que habia encontrado de vuelta a su casa tras la dura misión. Allí se reconciliaron todos y alegraron, pero poco duró la alegría, pues al día siguiente en la boda de Laregna y Paolo al comenzar a comer la tarta, Alejandro, se atragantó con un anillo de diamantes que se le cayó sin querer a Paolo en el trozo de la tarta de este. sin darse cuenta, se tragó el anilllo y comenzó a asfixiarse, dando fin a su vida.
A la muerte de este, Paolo y Laregna, heredaron toda su herencia, ya que su madre no la quiso aceptar. Estos se hicieron millonarios por sorpresa, ya que no tenían ni idea del montón de millones que su abuelo Alejandro poseía. Todos los años que estos vivieron reinó la paz en su casa, en el barrio y en toda la ciudad durante muchos, muchos años.
~THE END~
Realizado por Eva Verdugo y Ana León